Cada vez hay más gansos en el lago del Rosedal. Son lindos, sí. Pero cada vez hay más y jamás dejan de tener hambre. Van nadando en grupos; en cuanto un integrante detecta una bolsa que se abre, un humano que ingiere algún sandwich, galleta, snack o lo que sea, ahí nomás emite su graznido indicándole a los otros que puede haber comida. Y allí se dirigen y asedian a quien fuere, se ubican alrededor y acercan sus cabezas y picos con insistencia. Al principio parece gracioso para algunos, pero luego la gente no sabe qué hacer para sacárselos de encima. ¡Hasta son capaces de perseguirte! Por su tamaño y su agresividad las gallaretas y otros patos no se atreven a competir con ellos por el alimento. Y siguen reproduciéndose ¿Echarán a las demás aves?
Pichón de ganso |